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sábado, 29 de octubre de 2011

Fotografía y Creación


Cuando busco algo para fotografiar, que sea distinto, no visto, con frecuencia no lo encuentro. Ya está casi todo captado por el ojo de una cámara.
Hace unos días, una tarde de verano, entró un rayo de luz en la habitación en la que me encontraba, llamándome una vez más la atención y me mostró el  frutero con las frutas recién compradas, que estaban sobre la mesa. Sus colores, la luz, las texturas, me hicieron imaginar una foto. Tuve la sensación de recibir una llamada para detener ese rayo de luz  y lo que me mostraba.
Estoy seguro que no fui yo quien la escogí; fue ese rayo de luz, casi todopoderoso, el que me mostró una cantidad de color, de sensualidad, de tonos y texturas; un rayo de luz   que me hizo soñar con sus aromas y que, en cierta medida, me llamó para darle a esa imagen una dimensión distinta en el tiempo y para pasar esa vivencia a la pequeña historia.
Cada día me reafirmo más en la certeza de que la foto perfecta no la encontraré o si la encuentro no seré capaz de realizarla correctamente; siempre hay algo de improvisación, hay detalles que no cuadran, el tiempo, los recursos o la capacidad de organización, la falta de serenidad o mi incapacidad técnica u otras son las que no me han permitido profundizar más en la captación de un momento, de un instante.
Tomar una foto centrada en algo que te agrada, que te parece hermoso, que te impresiona o emociona, es ante todo, ser capaz de detener el tiempo retener unas sensaciones, unos colores y formas que te hablan, que te dicen cosas y que te llegan  como un mensaje de muy profundos y diversos contenidos.
Para mí, la fotografía es una mezcla de todo lo que he expuesto:
Un inmenso agradecimiento por poder ver la luz, la luz aplicada, las sombras, percibir los colores, las texturas, la imagen, la armonía, los matices, donde todos me hablan de una realidad que existe y que yo puedo retener en el  tiempo.
También es una actitud de agradecimiento hacia quien me muestra el camino, me selecciona los temas, me emociona, mostrándome aspectos de lo que me rodea que me conmueven.
No soy yo quien crea, simplemente soy quien tiene las herramientas para escuchar el lenguaje de la luz, del color, de la forma, de la armonía que hay detrás de una situación, suceso o mirada y que por medio de una foto, puedo comprenderla y hacerla vivir por un tiempo mayor al que le correspondía y que así puedo darle vida en una nueva realidad.

Barcelona, Sant Andreu de Llavaneres, 29 de octubre de 2011